domingo, 27 de noviembre de 2011

Las penas de amor no matan.
Se sobrevive porque la vida manda, el corazón reclama y Dios ayuda...
Porque tu corazón no está marchito, está lesionado.
Tus alas no están rotas, están cerradas.
¡Y tú volverás a vivir!
¡A ponerse de pie, a desplegar las alas, a despertar los sueños!

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