viernes, 31 de octubre de 2008

Puedo distraerme, mirar hacia la ventana o buscar el vaso de agua en la penumbra; puedo alejar a mi mandala con una simple flexión de voluntad, o convocar una imagen elegida por mí contra la voluntad de la noche; me bastará la primera señal del contraataque, el deslizamiento de lo elegido hacia lo impuesto para que mi mandala vuelva a tenderse entre el asedio de la noche y mi recinto invulnerable. Nos quedaremos así, seremos eso y el sueño llegará desde su puesta invisible, borrándonos en ese instante que nadie ha podido nunca conocer.


[ Hablo de mí, cualquiera se da cuenta, pero ya llevo tiempo (siempre tiempo) sabiendo que en el mí estás vos también, y entonces: No nos alcanza el tiempo, o nosotros a él, nos quedamos atrás por correr demasiado, ya no nos basta el día para vivir apenas media hora. ]

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